Un Mundo Engañoso
10 - Abril - 2023

La mentira se multiplicará tanto que muchos serán seducidos a creerla en detrimento de la verdad

      Muchos cristianos viven pendientes de cualquier acontecimiento extraordinario para alertar del fin del mundo que les ha tocado vivir, según su propia creencia. Un testimonio claro de esto lo tenemos en la primera carta a los tesalonicenses, donde algunos incluso habían dejado de trabajar, argumento que llegó a ser atractivo, salvo a la hora de comer. El apóstol Pablo es práctico indicando que “si alguno no quiere trabajar, tampoco coma” (2ª Tesalonicenses 3:10). Este bullicio mental permanente se había traducido en un desorden de vida y en ociosidad (1ª Tesalonicenses 5:14; 2ª Tesalonicenses 3:6). El problema a lo largo de la historia con diversas sectas como la de los Testigos de Jehová, es que su permanente mirada en fechas concretas para la segunda venida de Jesús, significó vender los bienes y tremendas frustraciones, pese a lo cual, siguen ganando adeptos. Todo esto muestra que los seres humanos somos más ingenuos de lo que pensamos.

     La advertencia general

     “Mirad que nadie os engañe”, no va dirigido sólo a judíos como un pueblo más crédulo que los demás, todo lo contrario. Si algo caracterizó a Israel en el desierto antes de entrar en Canaán, fue su incredulidad (Hebreos 3:19). No creyeron a Dios, algo que distingue a los hombres al igual que Adán desde el principio de los tiempos, y es propio de una humanidad caída por causa del pecado. Hay que tener fe, pero distinguiendo la verdad del error. El engaño se usa por parte de los magos y prestidigitadores, quienes lo utilizan para hacer creer que lo falso es real, creando vanas ilusiones, y es propio de muchos hombres de negocios y embaucadores de todo tipo que incluyen el ámbito religioso, donde el mentiroso Satanás, padre de mentira, es el gran impostor con mayúsculas (Juan 8:44).

     

     Multitudes en la red

     Las redes sociales del engaño están servidas no sólo en internet. Las Escrituras alertan que llegará un momento en el que los ilusos serán auténticas multitudes y lo grave es que, al no conocer a Dios, cualquiera podrá ser algún tipo de mesías a quien seguir. Los engañadores serán muchos porque los engañados también se multiplicarán. El mercadeo de almas será desbordante.

     No es el fin

     Parece difícil de entender, pero Dios es paciente en medio de tanta incredulidad, aunque los creyentes puedan desconcertarse. Es más, todo esto “es necesario” en la providencia de Dios, aunque no lo entendamos y destaca la naturaleza profética del mensaje. Los imitadores de Cristo no presentan las credenciales que mostró Jesús, ni su humildad o veracidad y buscan la gloria de los hombres en forma de adeptos, mientras contemplamos a Cristo muriendo por nosotros sólo en una cruz. Con todo, ante el grado de perplejidad de un caldo de cultivo venenoso donde la mentira está por doquier, la frase más contundente es “no os turbéis”. La anormalidad será lo normal. Por tanto, no debe extrañarnos que nos hablen de una nueva normalidad que nadie sabe lo que significa realmente. Sólo hay normalidad cuando el hombre se encuentra con el verdadero Cristo y comienza a escuchar su voz ajena a la confusión reinante, por medio de su Palabra.

     No es de extrañar que siervos de Dios como Jonathan Edwards durante el conocido “Gran Despertar” o avivamiento en Norteamérica, nunca defendiera su popularidad, aunque causara entusiasmo emocional en las personas con su mensaje. Más bien, como apunta MacArthur, “permitió que la prueba de las Escrituras determinara la respuesta adecuada a los fenómenos espirituales de su tiempo”. Como también afirma “El diablo busca torcer, confundir y ocultar la verdad acerca del Señor Jesús, quiere alejar la atención de las personas del Salvador por cualquier medio posible. Una verdadera obra del Espíritu hace exactamente lo contrario: apunta hacia el Cristo bíblico y afirma la verdad de su evangelio”.

     La confusión

     El problema fundamental de la segunda venida de Cristo es confundir lo inminente con lo que no es inmediato, y Jesús marca la pausa entre su primera y segunda venida donde muchos acontecimientos deben ocurrir. Es entonces cuando al engaño se suman más factores como las guerras, epidemias, hambres y terremotos como un principio de dolores (Mateo 7-8). En todas estas afirmaciones, las circunstancias son globales. Por tanto, no pueden restringirse sólo al territorio de Israel ni a los que conviven allí. En 1992, el profesor Bernardo Sánchez recogía que hasta esa fecha podían contabilizarse al menos 6.500 guerras en el mundo, en las que murieron 3.500 millones de seres humanos. Por otro lado, los cataclismos devastadores se multiplican y durante el siglo XX se habían registrado más terremotos que en los diecinueve anteriores.

      El principio de dolor está asociado a la mujer que dará a luz y tiene contracciones o dolores de parto, hasta que llega el momento del alumbramiento y así será la segunda venida, donde el sufrimiento previo es indicativo de juicio como ha ocurrido en muchas ocasiones en las Escrituras: “Se llenarán de terror; angustias y dolores se apoderarán de ellos, tendrán dolores como mujer de parto; se asombrará cada cual al mirar a su compañero; sus rostros, rostros de llamas” (Isaías 13:8).

     “Porque oí una voz como de mujer que está de parto, angustia como de primeriza; voz de la hija de Sion que lamenta y extiende sus manos, diciendo: ¡Ay ahora de mí! Que mi alma desmaya a causa de los asesinos” (Jeremías 4:31). “Su fama oímos, y nuestras manos se descoyuntaron; se apoderó de nosotros angustia, dolor como de mujer que está de parto” (Jeremías 6:24).

     El apóstol Pablo dice que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora; y no sólo ella, sino que nosotros mismos también esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo (Romanos 8:22-23). De alguna manera, la historia de la humanidad y la ruina de este mundo por causa del pecado, se entrelazan hasta su fin donde el pecado debe ser juzgado. La paga del pecado es la muerte, no sólo al final de nuestras vidas mientras nuestros cuerpos se desgastan, y la renovación de lo estropeado, no llegará hasta que Dios haga acto de presencia en su segunda venida, mientras el deterioro continúa a nuestro alrededor. La pandemia que estamos viviendo a causa de la Covid 19, como otras pestes anteriores, han de enseñarnos que ahora todo es más global. Por tanto, cada vez cobran más sentido los pasajes que nos hablan de un caballo negro que trae el hambre (Apocalipsis 6:5-6), y un caballo pálido con la muerte sobre él y el sepulcro a sus pies (Apocalipsis 6:7-8).

     Como afirma Darrell L. Bock, “el carácter severo del juicio pone de relieve lo en serio que Dios se toma el pecado y la infidelidad. Aunque la caída de Jerusalén fue un acontecimiento muy doloroso, no es nada comparado con el juicio que tendrá lugar en el futuro. Esta característica le da a este texto su poder teológico. Nuestra cultura tiende a minimizar la autoridad de Dios para castigar la injusticia. Sin embargo, este tema es una de las notas más importantes que aparece en este pasaje”.

     Tribulación

     “Thlipsis” (persecución, tribulación o angustia), es una palabra que está cuatro veces en Mateo, tres en el capítulo 24, y está vinculada a la estructura del mismo (Mateo 9, 21 y 29), como característica de esta era según explica D. A. Carson . Muchos se apartarán de la fe y odiarán a todos los que la profesan (Mateo 10). La persecución de la Iglesia ha ocurrido a lo largo de todos los siglos, sin excepción. Israel como pueblo ha vivido tiempos de paz en ciertos momentos, pero la Iglesia del Señor, no. Siempre han habido cristianos perseguidos en algún lugar del mundo por causa de su fe. La Iglesia de Jerusalén vivió Pentecostés, una alegría sin igual al recibir el Espíritu Santo, pero pronto llegó la persecución y esta fue la causa de la extensión del evangelio (Hechos 8:4). Lo que Jesús indica es que la tribulación y la extensión del evangelio estarán ligados también hasta su segunda venida. Por un lado, sufrimiento y por otro, alegría por causa de conversiones. Dicho de otro modo, la alegría del ya, pero el dolor del todavía no. José de Segovia lo explica así: “El reino de Dios se ha introducido en la Historia y se halla en medio de nosotros en este mundo, pero no se consumará hasta el día de la segunda venida… El mensaje de la profecía bíblica no es meternos miedo, sino darnos confianza. Nos habla, no del peligro, sino de la seguridad que tenemos en Cristo Jesús”.

     La nevera final

     Los falsos profetas que también proliferan hoy en algunos sectores evangélicos, siguen con sus mensajes (Mateo 24:11), esto ha ocurrido siempre, aunque va en aumento, por eso Pablo exhorta a probar los espíritus para quedarse con lo bueno y abstenerse de toda especie de mal (1ª Tesalonicenses 5:19-22). Según explica David F. Burt, parecería lógico que Jesús dijera: “Por haberse enfriado el amor de la mayoría, se multiplicará la maldad”. Sin embargo, es a la inversa, “el aumento de la maldad de unos conduce al enfriamiento del amor de otros”. Al aumentar la maldad y la falta de ética en la sociedad, entonces la fe y los valores del Reino de Dios, decaerán en la Iglesia de Cristo, ¿nos suena? La cuestión es si los que están a nuestro alrededor saben lo que creemos o al igual que ocurre con la camaleónica política en busca del voto, nuestra respuesta se ajusta a lo políticamente correcto. En el futuro, tener convicciones cristianas será cada vez más difícil, porque la presión aumentará. La consecuencia es que cuando el pecado va ganando terreno, el amor a Dios y a los hermanos, se va diluyendo a la vez hasta estar bajo cero.

     Perseverancia de los santos

     Hay esperanza, no todos serán engañados. La perseverancia de los santos es una doctrina que aparece con frecuencia en el Nuevo Testamento, y se puede resumir así: “La fe auténtica, persevera”. No hay mérito, o capacidad alguna; si hemos nacido de nuevo y nuestra fe procede de Dios, las manifestaciones del fruto del Espíritu Santo, son la consecuencia (Mateo 24:13). Un ejemplo de esto lo tenemos en Moisés, quien a pesar de ser despreciado por su pueblo, lo amó y se fue a tierra de Madián y después hacia la tierra prometida, porque se sostuvo como viendo al Invisible (Hebreos 11:27). La perseverancia incluye constancia en la predicación del evangelio que será proclamado en todo el mundo para testimonio a todas las naciones (Mateo 24:14). Cuando Cristo vino, el imperio romano facilitó enormemente las comunicaciones y el evangelio se extendió por medio de viajes que hasta ese momento eran impensables. Del mismo modo, las comunicaciones actuales y la forma tan vertiginosa con la que la información se difunde, también permiten encontrar autopistas para la predicación del evangelio con los distintos avances tecnológicos. Sabemos que hay promotoras lingüísticas que lo están aprovechando para que todos los grupos étnicos puedan disponer de al menos algunos textos de las Escrituras en su lengua materna, y la Iglesia del Señor debería apoyarlo decididamente, porque es parte del cumplimiento de la profecía para que se produzca la segunda venida del Señor. Será entonces cuando “vendrá el fin”. Las naciones no podrán justificarse alegando no haber tenido oportunidad de escuchar la Palabra de verdad (Efesios 1:13).

     Este artículo ha sido publicado en la revista Edificación Cristiana y cuenta con la autorización personal y directa de su autor para reproducirlo en Jeitoledo.com.

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