Arminius frente al calvinismo
21 - Mayo - 2023

la Remostrance es la síntesis de las conclusiones doctrinales de Arminius

     Arminius, cuyo verdadero nombre era Jacob Harmenszoon, fue el que ha pasado a la historia como el mayor opositor del calvinismo. Realmente él había sido formado en el calvinismo, y llegó incluso a ser alumno en Ginebra de Teodoro de Beza, un teólogo más calvinista que Calvino. Y se ha convertido en la figura que encarna al mayor opositor histórico a las tesis calvinistas.

     Durante su formación académica, en cierta ocasión, estando él como alumno, le impusieron como ejercicio hacer una defensa de las tesis calvinistas de la predestinación según Calvino a la luz de la Biblia, frente a los argumentos críticos de un intelectual y librepensador holandés aconfesional, llamado Theodor Coornhert. Mientras preparaba su apología encontró numerosos fallos en ella, por lo que empezó a reformularla, pero viendo que era imposible, pronto se convirtió en su principal crítico.

     Al concluir su formación, Arminius fue nombrado pastor de una iglesia en Ámsterdam, alcanzando un gran reconocimiento en la ciudad tanto como persona instruida como de piadoso cristiano. Tiempo más tarde fue nombrado profesor de teología en la Universidad de Leiden, y su especialidad fue el desarrollo de la Epístola a Los Romanos. Allí mantuvo una postura muy enfrentada con otro profesor calvinista, llamado Francisco Gomar. Arminius sostenía que la soberanía de Dios era compatible con la libre voluntad humana, lo que negaba Gomar.

     Fue después de la muerte de Arminius en 1609, que sus discípulos y otros 45 pastores que compartían su punto de vista contrario a los postulados calvinistas decidieron articular una declaración doctrinal llamada Remonstrance (protesta) para ser sometida al poder político de los Estados Generales holandeses. Para entender sobre la cuestión, estos convocaron un Sínodo que contó con la asistencia de teólogos de diversos países.

     Los principales conceptos eran los siguientes:

     1)Dios predeterminó salvar a los hombres que creyeran en Cristo, perseveraran en la fe hasta el fin abandonando el pecado, y descargar la cólera divina sobre los rebeldes e incrédulos.

     2) Jesucristo murió por todos los hombres y, sin embargo, sólo los creyentes comparten la remisión de los pecados que Él obtuvo en la cruz.

     3) Sin la asistencia del Espíritu Santo, ningún hombre puede hacer nada verdaderamente bueno, ni llegar a una fe salvadora.

     4) La gracia divina es indispensable para iniciar, progresar y llegar al fin de todo bien, pero no es irresistible, sino que el hombre tiene una libre voluntad para resistir a la gracia de Dios.

     5) Dios elige para la salvación a los que Él sabe de antemano que tendrán fe en él.

     6) En cuanto a “la perseverancia de los santos” no habían alcanzado una unanimidad, por lo que retrasaban una declaración de fe sobre la cuestión para un más sosegado tiempo de reflexión.

     El sínodo fue bastante irregular. Se destacaba en los calvinistas la falta argumentos bíblicos de peso para oponer a los arminianos, de modo que apelaban continuamente a las conclusiones aprobadas en otros sínodos anteriores. En medio, había una gran presión política envolviendo los debates, porque se jugaba más la unidad política y territorial que la verdad del evangelio. El resultado fue que la mayoría calvinista consiguió imponerse y derrotar a los arminianos con una declaración conocida como “Los Cánones de Dort”, cuyo resultado buscaba acabar la influencia de los “herejes” arminianos, que habían dividido a los fieles, y puesto en peligro la unidad nacional.

     Los Cánones de Dort establecieron como dogmáticas las doctrinas del calvinismo:

     1) La depravación total.

     2) La elección incondicional.

     3) La expiación limitada (que Cristo solo murió por aquellos a los que Dios eligió de antemano para ser salvos).

     4) La gracia irresistible.

     5) La perseverancia de los santos.

     Pero obviamente, cuando las cosas se hacen en la carne, y no en el espíritu, la controversia no terminó allí. Hubo, eso sí, durante unos años, una persecución religiosa que se cobró víctimas, y provocó la huida de por lo menos 80 pastores junto con los miembros de sus congregaciones, rumbo a Inglaterra y a Norteamérica.

     A veces uno no se explica desde la distancia histórica como personas con conocimiento de Dios suficiente pudieron enfrentarse de tal manera, y tan apartada de la voluntad de Dios y del carácter del cristiano de amor y tolerancia, por temas que hoy, por lo menos a mí, me parecen tan claros, pero imagino que las maniobras satánicas no descansaban. Por ejemplo, que Cristo murió por todos es una declaración tan rotunda que aún no me explico cómo se puede negar, pues se puede y se pudo (2ª Corintios 5:15; 1ª Timoteo 4:10).

     Pero la predestinación, como bien entendió Arminius y sus discípulos, es un término comprensible en unión a la presciencia de Dios y al libre albedrío del hombre. El apóstol Pedro explica el concepto de elección relacionándolo con “la presciencia de Dios”. 1ª Pedro 1:2 elegidos según la presciencia de Dios… para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo.

     De esa presciencia o “anticipado conocimiento” también habló Pedro en el primer discurso cristiano llevado a cabo en Pentecostés (Hechos 2:23 “a éste, entregado por el determinado consejo y ‘el anticipado conocimiento de Dios’, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole; al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era imposible que fuese retenido por ella”).

     El apóstol Pablo escribiendo a los Romanos (4:17) dice que Dios “llama a las cosas no son (todavía) como si fueran (ya).” Este principio es fundamental para entender muchos textos de las Sagradas Escrituras que confunden a lecturas superficiales.

     La inexistencia de un pasado (“porque ya no es”) y de un futuro (“porque aún no es”) que declaraba Agustín de Hipona, solo puede aplicarse a las limitaciones propias de las criaturas que existen sujetas al tiempo cronológico, pero no a un Dios que existe fuera de esa frontera. Dios “pudo escribir” en su libro el relato de todas y cada una de las situaciones, comportamientos y actos de sus criaturas y a la vez respetar que tales situaciones y existencias fuesen el producto de una voluntad personal.

     El relato histórico de un testigo imparcial conociendo los hechos anticipadamente no implica que los protagonistas estuviesen privados de la facultad de intervenir libremente y viviesen sujetos a un guion inevitable, aunque su propia naturaleza y el entorno existencial constituyan factores implicados en su comportamiento. La eternidad, sabiduría y omnipotencia de Dios puede hacer pasar el tiempo cronológico atrás y adelante frente a su escrutinio y registrar los actos y hasta los pensamientos de cada individuo en “su libro-registro atemporal”. Y de hecho lo hace. Hebreos 4:12-13, Salmos 139:16, 1ª Corintios 4:5, Daniel 7:10 y Apocalipsis 20:12 son algunas de las referencias a ello. Pero simplemente el hecho de pensar en que los hombres vivimos un guion predeterminado individual e inviolable, se puede disfrazar de todos los eufemismos que se quieran, pero equivale a considerar que los santos juicios de Dios son una farsa.

     Por otra parte, los cristianos sabemos que Dios nos ha concedido la utilidad de la oración que nos permite invocarle para alterar el curso natural de las circunstancias de esta vida (Santiago 5:15, 16; Filipenses 4:6; Efesios 6:18; Mateo 21:22, Lucas. 1:13; Hechos 10:31 etc.), y en determinadas ocasiones obtenerlo. Esto nos debe hacer pensar que “el libro de Dios” que registra los hechos de las personas incluye sus “redacciones” finales. Es decir, contiene el testimonio de quien puede tener la facultad de desplazarse en el tiempo para conocerlo anticipadamente, y no como el manual inquebrantable de la actividad de unos robots programados.

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